jueves, 29 de marzo de 2007

Libros: "Viaje al fin de la noche" de Luois Ferdinand Céline


Textos tomados de André Derval (comp.). Voyage au bout de la nuit de Luis-Ferdinand Céline. Critiques 1932-1935. Paris, IMEC et 10/18, 2005. Trad: Valentín Díaz.



Paul Nizan
L’Humanité, 9 de diciembre de 1932
Esta inmensa novela es una obra importante, de una fuerza y de una dimensión a la que no nos tienen acostumbrados los acartonados enanos de la literatura burguesa. Céline no ve, en esta novela de la desesperación, otra salida que la muerte: a penas se adivinan los primeros resplandores de una esperanza que podría crecer. ... Falta la revolución, la verdadera explicación de las miserias que denuncia, de los cánceres que desnuda y la esperanza precisa que nos lleve hacia adelante. Pero nosotros reconocemos su siniestro cuadro del mundo: arranca todas las máscaras, todos los camuflajes, derriba los decorados de las ilusiones, acrecienta la conciencia de la actual decadencia del hombre. Ya veremos adónde irá este hombre que no es víctima de nada....

Georges Bataille
La Critique sociale, enero de 1933
La ya célebre novela de Céline puede ser considerada como la descripción de las relaciones que un hombre sostiene con su propia muerte, de alguna manera presente en cada imagen de la miseria humana que aparece a lo largo del relato. Por otro lado, el uso que hace un hombre de su propia muerte –encargada de otorgar a la existencia vulgar un sentido terrible- no es de ningún modo una práctica nueva: no difiere fundamentalmente de la meditación monacal ante una calavera. Sin embargo, la grandeza del Viaje al fin de la noche consiste en que no invoca el sentimiento de delirante piedad que el servilismo cristiano había ligado a la conciencia de la miseria: hoy, tomar conciencia de esta miseria, sin obviar las peores degradaciones –del desecho a la muerte, de la bajeza al crimen-, ya no supone la necesidad de humillar a los seres humanos frente a un poder superior; la conciencia de la miseria no es ya exterior y aristocrática sino vivida, tampoco se refiere a una autoridad divina, incluso paternal: se transformó, por el contrario, en el principio de una fraternidad, tanto más punzante cuanto más atroz es la miseria, tanto más verdadera en cuanto aquel que toma conciencia de ella más reconoce pertenecer a la miseria, no sólo con el cuerpo y con el vientre, sino también con la vida entera.

Claude Lévi-Strauss
L’Étudiant socialiste, enero 1933
[...] Pero sea cual sea el carácter por cierto claramente autobiográfico del Viaje, el programa de Céline y su aclaración preliminar no dejan de ser profundamente verdaderos: el valor del Viaje no es un valor de documento; y sus más admirables páginas son ciertamente las más artificiales, quiero decir las más recreadas, las más reconstruidas, las que fueron quizás vividas, pero que el autor olvidó para inventarlas –en todo caso aquellas que vivió menos de lo que imagina.
Pero este estilo compacto y popular, que podría considerarse especialmente nacido para la realización de una obra excepcional, se liga a veces difícilmente con las fórmulas y una escritura índices de un pensamiento culto, alejado de aquel que se inscribe naturalmente en la lengua de los suburbios. Se nos dirá que el personaje complejo de Bardamu, doctor en medicina y despreciable aventurero, justifica esa diversidad; se trata menos de una síntesis que de una utilización alternada de dos modos de expresión. [...] podemos sin embargo estar legítimamente orgullosos de ver nacer una obra semejante, si no exactamente de nuestro lado, al menos lo suficientemente lejos de las fronteras más allá de las cuales se erige un enemigo común.

No hay comentarios.: